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DICERNIMIENTO COOPERATIVISTA

Por Aldo Bonaveri

Dicernimiento Cooperativista

El cooperativismo moderno próximo por cumplir 176 años, es el movimiento social más grande del mundo, compuesto por 3.000.000 de cooperativas, que suman más de 1.200.000.000 de asociados en el mundo.

En todo ese tiempo los anales de la humanidad explicitan el surgimiento disímiles tendencias, un amplio abanico de pensamientos, corrientes políticas heterogéneas, concepciones económicas sustentadas por hipótesis contrapuestas y movimientos sociales de índole diversas.

Varias de esas propensiones alcanzaron apogeos notables; no obstante, muchas experimentaron derrumbes categóricos. Por otra parte, están las que consiguieron perdurar, merced a introducir modificaciones substanciales, que a la postre desnaturalizaron premisas de su dogma originario.

Con sistemas y postulados tan opuestos han prevalecido el capitalismo y el cooperativismo; en ambos casos adaptándose a las evoluciones que impone el tiempo, pero sin resignar sus preceptos y razones de su existencia y naturaleza.

Va de suyo que el propósito no es examinar el sistema capital, por lo que el foco de la presente es abocarme al Discernimiento Cooperativista.

El cooperativismo no se queda en proclamas

Robustecido por la solvencia doctrinaria y vigencia axiológica, guías fundamentales de su fecunda trayectoria, el cooperativismo auténtico nunca quedó circunscripto a proclamas emblemáticas.

Cómo está holgadamente evidenciado, el cooperativismo en la práctica propugna cambios en la sociedad, propendiendo a concepciones económicas y sociales más equitativas, ejerciendo la igualdad de sus miembros, al tiempo de descartar prerrogativas y cualquier perspectiva de lucro individual. Coadyuva a que los asociados participen en el quehacer institucional, como en la solución de los problemas corrientes o colectivos, siendo por excelencia un paradigma horizontal y democrático.

En los albores del cooperativismo, por distintas razones, detractores como escépticos lo rotularon de “utopía”, referenciando la acepción que la RAE define como: “Plan, proyecto, doctrina o sistema deseables que parecen de muy difícil realización”. Corresponde reconocer que la calificación tenía algún asidero, dado que era tanto un proyecto como doctrina deseable, como también de difícil realización.

Por el bien de la humanidad y lo que es el movimiento, antes estuvieron los Pioneros de Rochdale, quienes, con convicción y visión de estadistas, se inspiraron en la otra acepción de la propia RAE: “Representación imaginativa de una sociedad futura de características favorecedoras del bien humano.”

Aquellos lucidos precursores dejaron marcas indelebles por su impronta colectiva, entre ellos no hubo ningún imprescindible, más todos fueron muy necesarios; no existió un proverbial capitoste, pero sí 28 abnegados “apóstoles”. El paso de la historia deja en evidencia, que, sin saberlo, el grupo estaba imbuido de un claro Discernimiento Cooperativista.

No todos son los que deberían ser

No todos los que se dicen integrar el movimiento tienen la consciencia que es menester para ejercerlo en plenitud; los cooperativistas de ley, doctrinariamente bien formados, son consecuentes con el ideario y proceder del paradigma de marras. Al respecto, cabe subrayar que aun contando con la matrícula que lo acreditan como tal, en algunos países latinoamericanos, inclusive el nuestro, existen organizaciones asociativas creadas por imperio de distintas circunstancias o propósitos, que se conducen sin la necesaria cognición de los postulados y prácticas que conciernen al Discernimiento Cooperativista.

La educación al mismo tiempo de ser uno de los principios constitutivos, significa una regla esencial del movimiento. Mediante la capacitación de sus miembros la sociedad se nutre de los conocimientos que posibilitan dilucidar que la cooperación es una herramienta idónea para organizarse y desarrollarse colectivamente, mejorar las condiciones de vida y materializar expectativas, que individualmente resultan inalcanzables.

Conclusión

Dentro de los puntales que sustentan al movimiento, insoslayable es el cognitivo, concerniente a lo a lo teórico y doctrinario. El conocimiento del léxico y la sustancia del lenguaje robustecen el Discernimiento Cooperativista. Asimismo, facilita distinguir los atributos medulares propios y advertir las falencias de otros sistemas.

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