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ENTUSIASMO POR DAR ENERGÍA RENOVABLE EN EL AULA

ENERGIA RENOVABLE EN EL AGUA

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ENTUSIASMO POR DAR ENERGÍA RENOVABLE EN EL AULA

NECOCHEA se complace en presentar con orgullo a la Escuela Técnica N.° 1 que se convirtió en la primera escuela de la Provincia en utilizar energías renovables para iluminar sus aulas

Escuela de Necochea

Este año los alumnos de 7mo año de Energías Renovables instalaron por vez primera un aerogenerador y lo acoplaron a un equipo donado por distintas empresas.

Lograron iluminar un aula con energías renovables, y esto tuvo mucho impacto a nivel provincial, y ahora una de esas empresas lo difundió en sus redes sociales.

La institución educativa recibió de parte de la empresa GENNEIA, Tableros Didácticos de Energía Solar Fotovoltaica, fabricados por INSUR.

Con estos equipos se convirtieron en la primera escuela de la provincia en contar con un aula iluminada con energías renovables.

Asimismo, Profesores y estudiantes de la Promoción 2024 -Especialidad de Energías Renovables-, de la EEST N.º 1 agradecieron a GENNEIA por la donación de este equipamiento y a INSUR por brindar acompañamiento en este proceso, que, sin duda, fortalecerá el aprendizaje promoviendo en los jóvenes que se capacitan la importancia de contribuir a un futuro más sostenible.

Fuente: https://necocheadigital.com/   07/01/2025

Recogido por el Diario de Mar de Ajó- por Silvio Bageneta

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CONVERSACIÓN ÍNTIMA SOBRE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES

CONVERSACION INTIMA SOBRE VIOLENCIA CONTRA MUJERES 1200

Noticias Ambientales

CONVERSACIÓN ÍNTIMA SOBRE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES

Por Héctor José Fasoli

Doctor en Química, docente e investigador,
especializado en temas ambientales.
Premio Konex de Platino en Ciencia y Tecnología.

 

Muchos vivimos en pequeñas burbujas sociales, donde muchas veces las peores inclinaciones se ocultan tras buenos modales, hasta que salen a la luz en palabras o gestos despreciables. Quiero compartir tres situaciones en las que presencié violencia contra mujeres y pude intervenir. Solo tres, en un mundo lleno de violencia física y psicológica que vemos a diario en los medios. Son muchos, si consideramos que provienen del ámbito universitario, donde no debería haber discriminación de género. Estos casos, por su antigüedad, son anteriores a los movimientos mundiales sobre el tema, lo que los hace particularmente interesantes como antecedentes sobre lo que estamos defendiendo en pleno siglo XXI.

Caso 1: el país de las oportunidades

A finales de los 80, en una universidad norteamericana con una gran comunidad latina, una amiga estudiante de doctorado me contó que estaba a punto de dejar sus estudios. Su director, un científico latino de renombre, la maltrataba psicológicamente.

Entre sollozos, me confesó que él le había dicho que, a pesar de sus limitaciones intelectuales, en los EE.UU. ella llegaría lejos por ser representante de todas las minorías privilegiadas: mujer, latina y estar embarazada.

Me tomó una hora de conversación calmarla y mostrarle que él, con toda seguridad, proyectaba sus propias limitaciones en ella. Mi colega pudo superar los obstáculos, doctorarse y nada impidió que tuviera una brillante carrera en la industria.

Caso 2: la ingeniería y algunos ingenieros

A principios de los 2000, participé de una reunión con un grupo de ingenieros que discutía sobre el futuro de las energías renovables. Entre ellos había una ingeniera con gran formación y experiencia en Europa. Cuando ella hablaba, el ambiente se tensaba y la interrumpían. No entendía por qué.

Al levantarse para ir a otra reunión, uno comentó: “Ingenieras mujeres… muestran las piernas porque no pueden mostrar la inteligencia”. Me levanté y dije: “Discúlpenme, señores, para mí esta reunión ha terminado. Sin respeto profesional y con comentarios de ese tipo, no hay discusión que valga la pena”.

Caso 3 y más casos: ¿carreras para todos y todas?

A mediados de la década de 2010, una joven me pidió ayuda para contactar a alguien que la asesorara para estudiar ingeniería naval. Le pasé el favor a una colega con vínculos en la carrera.

Días después, la joven me dijo: “Tu conocida me dijo que esta carrera no me conviene; que me harán la vida imposible por ser mujer”. Una conversación libre de prejuicios puso las cosas en su contexto; sin embargo, por muchas otras razones, la joven eligió otra carrera.

No es el único caso; hemos visto mucho: jovencitas que no se integran en grupos de estudio por no vivir en “zona norte” o por tener becas “para pobres”. Prejuicios sobre la estatura, el color de piel y la contextura física son comunes en todos los ambientes, especialmente crueles en la universidad y en el ámbito laboral.

Denuncias silenciadas de acoso sexual a estudiantes mujeres y, anteriormente, el silencio y evitar la denuncia porque siempre queda el estigma del “algo habrá hecho”. Afortunadamente, la información empieza a salir a la luz: es el primer paso para que las cosas vayan cambiando.[1]

[1] López, Alejandra; Violencia contra las mujeres en el ámbito universitario: una realidad emergente en la región; Debates • Interface 23 14 Nov 20192019 https://doi.org/10.1590/Interface.190651

Violencia en la empresa

El tema que nos ocupa suele ser más delicado en la empresa, especialmente en la privada, donde los mecanismos internos suelen filtrar más eficientemente situaciones particulares de discriminación y violencia.

Sin embargo, hay cuestiones claramente objetivas y generales que pueden mencionarse como evidentes: la brecha salarial, el acceso a puestos directivos, los despidos y las reservas de contratación frente a una posible maternidad (¡en las entrevistas se le pregunta a la mujer si planea ser madre!).

También aquí hay estudios que se ocupan de describir con visión equilibrada la situación.[2] Si bien la reacción mundial es contra todo “el sistema”, la realidad muestra que hay lugares donde la situación es particularmente crítica.

[2] Jorge E. Horbath, Amalia Gracia; Discriminación laboral y vulnerabilidad de las mujeres frente a la crisis mundial en México; Econ. soc. territ vol.14 N°.45 Toluca may./ago. 2014; Discriminación laboral y vulnerabilidad de las mujeres frente a la crisis mundial en México

El problema no es el número

Quien se mueve en un ambiente más o menos culto, más o menos sano, más o menos contenido, seguramente no contará a lo largo de su vida haber enfrentado o intervenido directamente en más de tres o cuatro casos como los que relatamos más arriba.

No parecen demasiados; más aún, parecen pocos en relación a la enorme cantidad de situaciones donde no parece haber discriminación, la convivencia es armónica y uno se remite a un ambiente donde las mujeres son mayoría o están equiparadas en cantidad y cargos a los varones.

Sin embargo, aquí tal vez pueda ser útil aquella frase de Borges: “lo que un hombre hace, es como si todos los hombres lo hicieran”, y agrega: “por esa razón, no es injusto que una desobediencia en un jardín contamine a toda la humanidad”.

Está muy bien, eso: la gravedad de un acto cometido por una sola persona nos advierte que puede ser llevado a cabo por muchas más.  La historia da demasiados ejemplos al respecto. Me dirán que esta forma de violencia era difícil de prever porque está en los orígenes mismos de la especie.

Argumentos como esos pueden usarse a favor y en contra con la misma eficacia. La realidad es que culturalmente se va cambiando y los cambios requieren de acciones delicadas para evitar los excesos opuestos.  El tiempo se ocupará de poner las cosas en su lugar, para bien o para mal (el principio de acción y reacción es implacable).

El difícil desafío

Toda elucubración pierde sentido cuando uno lee que un marido muele a trompadas y patadas a su esposa, quien termina ahogada en el fondo de un río, o cuando nos enteramos que en la Argentina ocurre un femicidio por día.

Colofón

Lo único que queda por decir es que la maldad de cada hombre no se replica en todos los hombres. Esto no contradice sino refuerza lo dicho en el párrafo anterior: la maldad de un solo hombre compele a los demás a ser mejores, a castigar al culpable y a revisar el comportamiento propio para que no todos llevemos para siempre el mismo estigma del malvado.

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