La Dra. Rosa Rodríguez, presidenta de la Confederación Nacional de Mutualidades de la República Argentina -CONAM- nos cuenta como fue el proceso para empoderar a mujeres que hoy ocupan cargos en sus mutuales de base y en entidades de segundo grado. También habla sobre su notable labor internacional.
En el Sector Cooperativo y Mutual la mujer participa activamente, pero esa participación después no se ve en los Consejos Directivos.
Proceso de empoderamiento en la CONAM
Nosotros, desde la Confederación, hemos conseguido un empoderamiento real, ya que muchas mujeres ocupan cargos y hay algunas con las jerarquías más altas de la organización mutual, como la presidencia de Federaciones y de la propia Confederación, como es mi caso.
Cuando llegué a la Confederación en el año 2012, le pedí a todos los consejeros varones que armemos Mesas de Trabajo y una de esas Mesas fue la Comisión de Género, dónde todos empezamos a trabajar juntos. Desde el principio tuvimos el mismo objetivo: empoderar a la mujer y lograr que llegue a cargos de liderazgo y conducción en sus entidades.
En ese momento dijimos “esto no es cuestión de competir, sino de complementarse”. Se recibió muy bien esta idea de complementarse para trabajar y por eso lo hemos podido lograr.
En el año 2013 teníamos el 3% de los cargos ocupados por mujeres, en el año 2018 tuvimos el 12% y en el año 2019 subimos un 15%, estos son porcentajes generales. También tenemos un Consejos Directivos, integrados solamente por mujeres, pero es la excepción y tiene que ver con la afinidad temática con su objetivo institucional.
Ahora en el 2020, tenemos muchas mujeres en entidades de primer grado y de segundo grado y por supuesto integran la mesa ejecutiva de la Confederación que presido.
Esto fue un trabajo conjunto ya que tuvimos participación de los directivos varones en todo esto, porque ellos están completamente convencidos que tenía que haber igualdad de géneros.
El proceso fue trabajar en equipo, presentar proyectos por todos y todas en forma conjunta que nos proporcionó una rutina en nuestra agenda sin conflictos.
Labor Internacional
Tengo que reconocer que los directivos varones me incluyeron en su Agenda Internacional. El presidente de la Organización de Entidades Mutuales de las Américas -ODEMA- Alfredo Sigliano, me invitó a integrar la Comisión de Género de esta entidad, en alguna medida reconociendo el trabajo que habíamos realizado y siempre me sentí honrada al poder participar.
La primera vez en Naciones Unidas
ODEMA tiene rango consultivo en ECOSOF que es una entidad del Consejo Económico Social de las Naciones Unidas, al principio era todo novedoso, asistí la primera vez con una directiva mexicana, y yo pensaba “¿qué puede aportar el mutualismo argentino aquí?”
Interactuamos en un encuentro con miles de mujeres de todo el mundo y todas teníamos la idea de empoderar a la mujer, de combatir la violencia de género, esa violencia física, económica, social, simbólica, laboral, porque la violencia se manifiesta de muchos modos.
Allí descubrí que la manera de aportar del mutualismo argentino era el empoderamiento de la mujer en nuestras propias instituciones y así llevarles nuestras experiencias.
Desde hace siete años que estamos participando. Y es muy emotivo llevar nuestro trabajo argentino a todo el mundo a través de la ONU.
Que pasa en otros países
Hay una multiplicidad de avances en los distintos países; nosotros tenemos legislación específica que protege a la mujer por ejemplo la Ley 26.485 y ahora la Ley Micaela que pone como requisito para ser funcionario público que se haga un curso de género.
Pero a nivel mundial en realidad, se empezó a considerar los derechos de la mujer cuando se los aceptó como Derechos Humanos. Aquí hubo un antes y un después.
Recibí en forma reciente una información de una directiva internacional de ONU Mujeres que daba unos tips para poder transitar la emergencia sanitaria y decía que hay una pandemia silenciosa de la violencia de género a nivel mundial.
Son noventa países en confinamiento, con cuatro mil millones de personas y hay 246 millones de mujeres entre 15 y 49 años que están padeciendo violencia. La ONU nos pide que nos organicemos para combatir este flagelo.
El aislamiento activa la violencia
El caso es que el confinamiento activa el estrés por la inseguridad, por lo cotidiano, por lo económico, por la salud y también da un pase libre a esta violencia de género que queda oculta.
Por eso tenemos que focalizarnos en ayudar a esas mujeres en confinamiento con su agresor, que cada vez se siente más sola físicamente y sicológicamente. En general los organismos dónde se pueden hacer las denuncias están colapsados y ella está muy controlada para poder aceptar las soluciones que se le pueden dar.
Cuando uno ve esta situación general entiende que está en la senda correcta, y estamos no solamente generando los protocolos, sino también ocupándonos de este tema; hay que hacer participar al hombre y también a los hijos, porque esta conducta está naturalizada y también maltratan.
O sea que hay que trabajar con todo el núcleo familiar; porque a veces se da el caso de una mujer empoderada que sufre cada vez más al tener claros todos los componentes de violencia a los que está sometida.
Colofón
Estamos focalizadas para participar en el Observatorio de la Comisión de Género del INAES, al cual tenemos mucho para aportar y ya estamos trabajando para que participen también los 20 países de ODEMA con sus datos y así poder ampliar los protocolos para todas las entidades.