El Arzobispo Iván Jurkovič embajador de la Santa Sede ante las Naciones Unidas presentó en Ginebra un pedido del Papa Francisco que reitera la necesidad de que se condone la deuda externa con motivo de la fuerte inestabilidad económica mundial que provoca la misma.
Se destacó en el marco del 67º período de sesiones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo que la comunidad internacional puede actuar con decisión ante la crisis de los países afectados como lo hiciera en un pasado reciente con la iniciativa para los Países Pobres muy Endeudados y también para el Alivio de la Deuda Multilateral.
En Naciones Unidas, el Vaticano es un Observador Permanente y desde hace un tiempo el Papa Francisco insiste en que se considere relajar las sanciones internacionales de los países afectados ya que les impiden ofrecer a los propios ciudadanos una ayuda adecuada.
Arzobispo Iván Jurkovič embajador en ONU de la Santa Sede
“No cabe duda de que la actual crisis de la covid-19 afectará más gravemente a la vida y los medios de subsistencia de los habitantes del mundo en desarrollo. Una vía a través de la cual este impacto potencialmente devastador podría suavizarse y salvar vidas en lugar de perderlas, es haciendo frente a la agobiante carga de la deuda externa acumulada, tanto a nivel público como privado, en los países en desarrollo en los últimos años.
Es necesario un programa que aborde las limitaciones sistémicas de la movilización de recursos y la difusión tecnológica; que mitigue las asimetrías en el poder de mercado consecuencia de las reglas desproporcionadas de un mundo hiperglobalizado; que corrija los déficits existentes en la gobernanza económica mundial y garantice el espacio necesario de políticas para ajustar los desafíos locales a los objetivos internacionales.
Y dada la complejidad de la economía, las consecuencias de la crisis van mucho más allá del ámbito financiero, extendiéndose a las esferas económica, social y cultural. La comunidad internacional no puede permitir que el sistema financiero siga siendo una fuente de inestabilidad económica mundial; debe adoptar urgentemente medidas para evitar el estallido de otras crisis financieras en el futuro yno pueden pasarse por alto ni subestimarse los factores éticos y culturales”.
Colofón
La preocupación del Vaticano por las consecuencias de sostener por parte de la comunidad internacional las deudas externas de los países latinoamericanos, se funda en la posibilidad de pérdida de millones de empleos; con el agregado de la reducción de los presupuestos estatales destinados al sector de la salud y porque también se agravaría la depredación del medio ambiente natural del que depende no sólo la vida económica, sino toda la vida humana.