Nacieron a partir del 2000, traen consigo una nueva conciencia, y nos exigen que hagamos un mundo con prosperidad para todos. Lo dicen en la vereda de su casa y en las cumbres mundiales. La Economía Social y Solidaria debería enviarles una invitación formal y darles acceso.
“Desde la Economía Social y Solidaria demos una
calurosa bienvenida a los jóvenes que quieran
cambiar el mundo”.
Una nueva generación de jóvenes entre los 15 y los 25 años se afianza en el entramado social: los “centennials” que privilegian la tecnología y las redes sociales y a ellas se dedican.
Son nativos digitales, con criterio propio, que ya traen incorporados los conceptos de la diversidad, de la inclusión y de la necesidad de que se adopten prácticas amigables con la naturaleza; como si esto fuera poco son emprendedores y autodidactas que es la combinación ideal para que el capital no pueda privatizar su conocimiento.
Como están hiper conectados son extremadamente colaborativos y muchos de ellos, sino todos, eligen las causas nobles. Por eso están dispuestos a intercambiar con las demás generaciones, ¡hasta con nosotros!
Muchos están trabajando, impulsan emprendimientos y es el tipo de jóvenes que encaja perfectamente con nuestra Economía Social y Solidaria y es la generación que puede adaptarse perfectamente por su versatilidad, con las anteriores generaciones de jóvenes que ya transitan por estos senderos solidarios y dentro del Sistema.
Este mundo nuevo signado por tantos cambios que tienen origen en lo tecnológico necesita especialistas que adscriban a las causas nobles, para despojar a la tecnología de su fría neutralidad, tan desapegada al objetivo de poner las personas y la naturaleza en el centro de la escena, como se proclama en forma insistente.
Es ya sabido que muchas entidades mutuales y cooperativas han desistido del diálogo fluido por chat con sus asociados, porque deben contestar técnicos que no están consustanciados con nuestros sistemas solidarios y en estos casos, resulta peor el remedio que la enfermedad.
Por eso es que estos jóvenes llegan con un potencial transformador muy fuerte a la Economía Social y Solidaria, porque tienen un modelo del mundo, que naturalmente se acoplaría a la misma con energía.
Sus intereses son nuestros intereses
Cuidado del planeta, alimentación saludable; protección de la vida y un compromiso sin límite a su comunidad. Por supuesto que van a ser distintos los intereses desplegados de acuerdo a sus vivencias y al entorno que habitan.
Nada es “sí o no” para ellos; todo se incorpora, se flexibiliza, se hace compatible. Lo bueno para estos jóvenes está en la diferencia y es valorable. Es una característica muy distinta a las generaciones anteriores que tendían a homogeneizar dentro de un marco lineal.
Libres, pero no tan libres
Lo cierto es que, en la transición a nuevas formas sociales, no hubo nada igual anteriormente. No se tienen los ideales de tener una casa, un trabajo formal, una familia. Eso sí, tienen mayor dependencia de las generaciones anteriores y muchos no pueden abrirse camino solos. Y aquí hay un importante rol de captación de la Economía Social y Solidaria,
Se destacan y están cómodos en la arena tecnológica, ahí está su lucha. Signados por la pandemia, acaso, estén más conectados con la vida misma y esto, tal vez para ellos, como para todos nosotros, sea lo más importante.
Vinieron para conmover la sociedad, tal vez nos den una mirada que incomoda y nos tensione; pero todo esto es parte de su rol, que seguramente nos hará crecer como sociedad. A nosotros particularmente nos da una esperanza ilimitada.