La historia de la Industria lechera se remonta al principio del siglo XXI, según el autor Raúl L. Carman, con una esforzada trayectoria que comenzó nombrando a la leche como un “brebaje”. Desde ese humilde origen consiguió brillar en la Industria Nacional y estar en la mesa de los argentinos como un producto básico. Cuesta entender actualmente que los sucesivos gobiernos la consideren con la importancia nacional que tiene.
“A quien no conoce de dónde viene le resulta
difícil saber hacia dónde va”
En las primeras décadas del siglo XIX la lechería prácticamente no existía en la Argentina. Algún lechero recorría por entonces las calles de Buenos Aires con vacas y terneros y ordeñaba y ofrecía la leche. Aunque hay quién tenía alguna vaca para proveer de leche a la familia para el arroz con leche, la mazamorra o el mate de leche. En 1891, diariamente entre las 5 y las 8 de la mañana, unos 300 lecheros con sus tarros y caballos se reunían en la calle Lima, entre Brasil y Caseros, en las inmediaciones de la estación de ferrocarril. Allí, preparaban sin condición alguna de higiene un brebaje en que cinco tarros se transformaban en ocho mediante la incorporación de agua, no siempre pura.
Con el transcurso del tiempo aparecieron en los alrededores de Buenos Aires algunos tambos que estiraban con agua el contenido de los tarros. Pero en 1820 Norberto Quirno y Echandía instaló un tambo en su chacra de 600 hectáreas en Flores y una lechería en la ciudad, en la esquina de las actuales calles San José e Hipólito Yrigoyen. Allí vendía su leche y otros productos lácteos en condiciones de higiene hasta entonces desconocidas. Fue este inmigrante vasco, innovador, pionero de la industria láctea argentina, que arribó al país en 1794 y murió en 1849.
Fue el primer ‘aparato’ de hacer manteca para el consumo público, más largo el trote del caballo, mejor salía la manteca, por cuanto el acompasado movimiento se producía en los tarros con una regularidad envidiable hasta para las máquinas de hoy en día. Hubo otras limitantes como la ausencia de cercos, y otra, la dificultad para proveer de agua limpia y abundante al rodeo lechero. Es bien sabida la importancia de ambos factores en la actividad tambera.
En 1924, según el Ministerio de Agricultura, la falta de higiene seguía siendo la principal preocupación de la lechería argentina. Un informe oficial refiere que en casi todas las ciudades del interior el reparto de leche, con los tarros abiertos, coincide en la mañana con el barrido de las calles y su polvareda.
Como se ve, costo mucho tiempo que los hacendados supieran que esto era una incipiente industria que había que desarrollar. Lo pudo lograr y por años la leche fue el alimento básico para los niños y niñas. Fue una industria próspera con derivados requeridos por el público: manteca, quesos; yogurt, básicos en la mesa de los argentinos y argentinas.
Recientemente se realizó una nueva reunión de Lechería en CONINAGRO, en la que participaron productores de las principales cuencas lecheras del país -Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires- y, en la apertura del mismo, se realizó un informe a través de Jorge Giraudo, director Ejecutivo del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina -OCLA, sobre la evolución del Sector en el transcurso del año. Luego de la misma los tamberos expresaron la preocupación por las nuevas, aunque reiterativas, medidas del Gobierno Nacional que impactan negativamente en la Cadena Láctea.
En tanto, se resaltó el impacto que todavía ejerce la extraordinaria sequía de los últimos años, el aumento de costos que sufrirán los alimentos que consumen las vacas y sus crías, por el incremento del valor del maíz y los núcleos que se importan que forman parte de los alimentos balanceados y, como si esto fuera poco, al no ser considerados una Economía Regional, sufren las correspondientes Retenciones y como consecuencia de las mismas dejan de ser competitivos en todos los mercados extra Mercosur.
La situación se hace más complicada, porque todavía los productores no se han recuperado de los distintos “dólar soja” que, sobre el fin del año pasado, incrementaron los costos y generaron un déficit que los arrastran al día de la fecha.
La opinión de los tamberos es que “si el Gobierno sigue aplicando estas medidas parciales que benefician a algunos y perjudican a otros, no podremos dar vuelta la actual situación crítica que padece el Sector Lechero”.