El cooperativismo estuvo presente desde el inicio de la organización nacional y no es posible dejar de reconocer que el cooperativismo agropecuario es el motor que ha hecho camino en el desarrollo de la Economía Social y Solidaria en el país.
Fue con el respaldo cooperativo que pequeños y medianos productores han logrado colocar dignamente sus productos, obtener una movilidad social con una mejora en la calidad de vida y en las posibilidades de la familia rural y en muchos casos, han podido hasta conseguir la propiedad de sus unidades productivas.
Porque una cooperativa agropecuaria genera desarrollo económico con inclusión, dando cohesión a la trama social.
Es una constante la integración federativa y confederativa, y las alianzas entre cooperativas. Todo esto contribuye a un crecimiento y expansión del sector, en el que la Confederación Intercooperativa Agropecuaria –CONINAGRO- ha cumplido un destacado rol en defensa de los intereses de sus entidades asociadas, favoreciendo el desarrollo institucional, el agregado de valor y la defensa de las Economías Regionales.
En la coyuntura, en la mayoría de las regiones de Argentina, las pequeñas y medianas organizaciones están en situación comprometida, con un momento durísimo, por las altas tasas de interés, aumentos de costos y también un problema de precios en la cadena de valor. Esto se da tanto en la fruta como en la leche, con gran disparidad entre lo que paga el consumidor y lo que se le paga al productor.
El productor, es la base de todo el dinamismo de Argentina
El Dr. Carlos Iannizotto expresó “que tendría que intervenir fuertemente el Estado, para que las Economías Regionales no queden a la deriva”. En el caso de la vitivinicultura hay números contundentes. En los últimos 10 años se ha observado la misma cantidad de hectáreas plantadas con menos productores, esto habla de un índice de mucha concentración. En la última etapa de la cadena, en la comercialización, se produce un defasaje de precios y es allí donde el Estado debería controlar.
Sobre el transporte y el costo del mismo, el Dr. Iannizotto afirmó: “el 95 % del transporte tanto de la vitivinicultura como del resto de las economías, se hacen por vía terrestre. Hoy si se pudiera hacer por ferrocarril tendríamos un 50 % menos de costos”.
“El problema es qué, al tener poca infraestructura, no se puede utilizar por la demora, falta de frío y una serie de elementos que lo hacen inviable. Pero indudablemente este es uno de los grandes signos de interrogación de los cambios estructurales, más allá de las necesidades de coyuntura de nuestro país. Eso es en el mercado interno. En cuanto a las exportaciones, un contenedor por Chile en el rubro vitivinícola está cerca de los 800 dólares, en otros casos puede llegar a 1.800 dólares.
Hay un problema de costos muy grande que se soluciona con inversiones y tiene que dar la puntada el Estado para ser mucho más económicos con los puertos. Se observa que muchos costos se llaman corrupción, burocracia e impuestos. Esto nos deja fuera de competencia. Esto no es sólo tema dólar sino también, costos”.
Con respecto al clima y las heladas que afecta a numerosos productores de diferentes regiones desde CONINAGRO se desarrolla un trabajo con la idea de que el productor no puede producir más a cielo abierto, es decir asumir la totalidad del riesgo de los factores climáticos. Por lo tanto, hay que tomar de alguna manera lo que se hace en los países desarrollados agro-industriales donde existe el seguro multiriesgo para el que forzosamente hay un aporte del Estado.
Este aporte está comprobado que es mucho menor que salir a auxiliar luego, en emergencia climática, los distintos aspectos de los daños causados en las diferentes economías regionales.
En un país en el que el 60 % de los ingresos de exportaciones se produce por la actividad agroindustrial, no puede ser que no se proteja al productor, que es la base de todo el gran dinamismo de Argentina.
Esto va a provocar una mayor inversión porque hay una variable menos que el productor tiene que enfrentar: las contingencias climáticas.
CONINAGRO está conformada por:
10 Federaciones y 5 entidades de apoyo.
120.000 productores agropecuarios asociados en cooperativas que son el 40 % del total de los productores argentinos.
En 24.000.000 ha trabajan productores cooperativistas agropecuarios.
El 68 % de estas explotaciones están ubicadas en la Región Pampeana.
El total de hectáreas cultivables es de 33.000.000.
Hay 800 Federaciones gremiales, de provisión o comerciales.
Puestos de trabajos:
120.000 productores
300.000 trabajadores permanentes y transitorios
Puestos de trabajo en Federaciones y asociaciones:
En forma directa 40.000 empleos.
En forma indirecta, 20.000 empleos (tercerización, distribución, transporte y vinculados).
Genera 500.000 puestos de trabajo del campo a la góndola.
Factura U$S 7.000 millones anualmente.
Exporta por más de U$S 4.500 millones.
Contribuye en casi un 2 % al Producto Bruto Interno (PBI).
Tiene el 9 % del total de la industria agroalimentaria.
Participa con el 15 % de exportaciones primarias y agroindustriales.
Concentración cooperativa:
Santa Fe, Córdoba, Mendoza, y Entre Ríos.
Representación en:
Misiones, Corrientes, Chaco, Santiago del Estero, Salta, La Pampa, La Rioja, San Juan, San Luis, Río Negro y Santa Cruz.