“Si en convergencia con todos los sectores que buscan y luchan por el interés común resistimos sin condicionamientos a las presiones que ejercen, por una parte, un Estado ineficiente y asfixiante para el desarrollo de las actividades productivas y por otra, los grupos concentrados, que, con su accionar terminan siendo los autores directos de la pobreza y el desempleo, podremos contribuir a la reconstrucción del país y el tejido social.

Enfrentamos los desafíos desiguales de la globalización aumentando sin pausa nuestra eficiencia social, representando a productores, trabajadores y usuarios agrupados en las organizaciones solidarias por ellos creadas, que siguen siendo una de las expresiones nacionales que permanecen en pie.

Ese rumbo y ese objetivo son el aporte y reclamo de las cooperativas, con la democracia y la participación como símbolos definitorios de nuestra identidad. Tenemos derecho a exigir esa participación porque a lo largo de la historia brindamos soluciones concretas a las comunidades, apostando siempre al desarrollo de nuestro país.

Estamos convencidos que la participación activa de la dirigencia cooperativa en la definición de las políticas del Estado contribuirá a gestar un país con dignidad, desterrando pobreza y exclusión social”.