El Valor de la Transparencia en la Administración Pública en general y de nuestro Instituto de Asociativismo y Economía Social -INAES- en particular, es muy importante para nuestro Sector que funda en valores y principios democráticos, ya que luego se despliega en una buena administración y en una lógica de buen gobierno.

Lo cierto que hay montada una Oficina Anticorrupción Nacional; además existen adhesiones a normas internacionales donde el país se compromete a generar mecanismos de transparencia, también en el art. 36 de la Constitución Nacional hay un conjunto de especificaciones al respecto. Sin embargo, no hay confianza internacional para nuestra Argentina, porque la letra de las leyes, las resoluciones y hasta de la propia Constitución, suelen quedar en un cajón.

La imperfección del ser humano puede ser un motivo, ya que cuando no hay caminos firmes y con Valores que nos guíen, la cuota de poder a la que se accede, por más pequeña e intrascendente que sea, desorienta al funcionario que se deja llevar por la corriente. Por eso es tan importante la enseñanza de los Valores propios del Sector y también los Valores sociales.

La falta de precisión que se da en estas Resoluciones a las personas encargadas de fiscalizar la ética y transparencia -y hablo en general-  sin asignar responsabilidades específicas y castigos por incumplimiento a su función, pudiera facilitar que todo esto sea por un mero pedido internacional, por ejemplo, y se transforma en “cumplo y miento”.

Seguramente se van a redistribuir cargos y veremos qué pasa, ya que no se le asigna presupuesto. Lo cierto es que la persona a cargo debe tener la capacidad de gestionar y defender las buenas prácticas que en definitiva serán para el prestigio del propio Organismo, con lógica jurídica, conocimiento histórico de nuestro Sector y su idiosincrasia, descontando que debe ser una persona de Valores, respetada, porque sería una burla poner el zorro en el gallinero.