Una oprotuniad para Mutuales y Cooperativas
La previsión estuvo presente entre los seres humanos desde tiempos muy remotos. Un ejemplo simple es la necesidad de que los hombres tengan un techo para vivir, ya sea para estar a cubierto en caso de contingencias climáticas o para estar a cubierto de ataques de animales peligrosos o para guardar sus pertenencias. Así, el hombre se prepara para encontrar una solución frente a hechos que pueden llegar a ocurrir y que les puedan traer inconvenientes.
El hombre observó que llegado un momento determinado de su vida, las fuerzas necesarias para lograr su sustento le irían inevitablemente a abandonar. Y la solución más sencilla que encontró para asegurarse su subsistencia, y que sigue utilizándose hoy en día también con frecuencia, es que su entorno familiar le otorgue el sustento y el cuidado una vez llegado el momento de la vejez. En algunos casos de organizaciones tribales, no sólo esa tarea estaba a cargo de su familia directa sino que ese cuidad se extendía a toda la tribu.
Pero al ir evolucionando las sociedades, también fueron evolucionando los distintos sistemas para solucionar el problema de la vejez.
Desde tiempos muy remotos en Egipto a quienes dejaban de trabajar se les proporcionaba una ración de trigo mensual.
Y el emperador Augusto de Roma implementó (hace más de 2000 años) un sistema jubilatorio para sus legionarios con 20 años de servicio consistente en una suma única de 12 años de salario.
Durante la edad media los monasterios proporcionaban un lugar tranquilo de retiro para las personas pudientes que a la vejez hacían importantes donaciones a la Iglesia.
Y a medida que los países se fueron industrializando se empezó a considerar que el Estado debía organizar un régimen jubilatorio que contemplara a la población. Empezó a verse en Inglaterra a partir del siglo XVII y se terminó consolidando en Alemania a fines del siglo XIX.
A partir de allí se extendió por todo el mundo occidental y hoy en día los Fondos de Jubilaciones han crecido de una manera exponencial, garantizando de alguna manera una adecuada calidad de vida a la población jubilada.
En nuestro país existe un sistema integrado previsional que comprende a la mayoría de nuestra población. A pesar que ha mejorado considerablemente en los últimos tiempos en cuanto al nivel de haberes que otorga, lo importante es que los mismos se mantengan en el momento en que nos jubilemos y recibamos esos beneficios, lo cual, dependiendo de la edad que tenga hoy cada uno de nosotros, ¡puede implicar un lapso de tiempo de 5 a 40 años! Con lo cual más allá de la coyuntura actual tenemos que pensar si los gobiernos futuros van a priorizar este tema. Y si revisamos el pasado, podremos ver que el nivel de los haberes medios jubilatorios ha tenido muchas fluctuaciones.
En consecuencia lo más aconsejable es tener una jubilación adicional, independiente, que de alguna manera morigere esas fluctuaciones. De eso se trata un Fondo Complementario de Jubilaciones.
El vehículo por excelencia para administrar estos Fondos Complementarios son las mutuales y cooperativas. Con una gestión óptima de ellos, los resultados serán extraordinarios para sus asociados. Algunas de las ventajas son las siguientes:
La creación de un Fondo requiere que una mutual diseñe una reglamentación que fijarán los derechos y obligaciones de los asociados y el Fondo, y deberá presentarlo al INAES para su aprobación, junto con otra documentación entre la que se incluye una nota técnica confeccionada por un profesional Actuario.
Los requisitos fundamentales para el éxito final de un Fondo son que pague haberes razonables respecto de sus fuentes de financiación y que mantenga su poder adquisitivo en el tiempo. Para ello es imprescindible la eficiencia en su gestión, el control del actuario (que esencialmente vigila la marcha del Fondo en el largo plazo) y la participación de sus asociados durante su existencia.
La existencia de la inflación que corroe permanentemente los haberes previsionales así como los ahorros que una persona pueda realizar individualmente, hace propicia la creación de Fondos Complementarios. Y las mutuales y cooperativas tienen una gran oportunidad para crearlos y administrarlos.