Se capacitaron 1.600 mujeres del Gran Chaco en herramientas digitales y hoy no solo venden sus productos al mundo, sino que también promueven procesos para que llegue Internet a sus comunidades.
El Gran Chaco es una región geográfica ubicada en el centro-sur de América del Sur que se extiende por parte de los actuales territorios de Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay. Incluye la parte central del norte argentino o región chaqueña argentina, la parte sur de la región de los llanos orientales de Bolivia, una pequeña parte del sudoeste brasileño y la región occidental de Paraguay.
En esta región Microsoft realizó esta experiencia capacitando mujeres artesanas que aprendieron a usar internet ya que apuntan a potenciar emprendimientos liderados por mujeres y también son ellas quienes, a su vez, lideran un proceso para llevar conectividad a sus comunidades.
Actualmente la venta digital es el pilar económico de las más de 1.600 mujeres artesanas que se organizaron en la Cooperativa de Mujeres Artesanas del Gran Chaco -COMAR-. Esto potencia su fuente de ingresos y atenúa el aislamiento de la ruralidad en la que viven.
Nanum Mujeres conectadas es más que un programa o proyecto, es un proceso de movilización social que reúne a tres países -la Argentina, Bolivia y Paraguay-, que se propone llevar la conectividad a más de 72 mil personas, promoviendo el acceso a herramientas tecnológicas y habilidades digitales que reduzcan el aislamiento, potencien las actividades productivas de la región y mejoren sus capacidades de adaptación al cambio climático.
Co-financiado por BID Lab –que es el Grupo Banco Interamericano de Desarrollo, enfocado en mejorar vidas en América Latina y el Caribe- y ejecutado por Fundación Avina- que promueve procesos colaborativos para generar impactos positivos a gran escala- el Proyecto trinacional “Nanum, mujeres conectadas” trabaja junto a Microsoft y más de treinta organizaciones para promover el rol de las mujeres como agentes de cambio en el acceso, la adopción de la conectividad y la innovación aplicada al desarrollo de organizaciones productivas.
En su primera etapa de desarrollo, el Proyecto se ocupó de conectar a las diferentes comunidades del Gran Chaco a través de centros comunitarios equipados con tecnología y herramientas digitales.
En la actualidad, con la ayuda de Microsoft, las mujeres están llevando adelante sus propios emprendimientos, a través de los cuales ofrecen el Servicio de Internet a las personas que integran su comunidad, potenciando e impulsando las diferentes actividades productivas de la región como, por ejemplo, la artesanía.
En este sentido, Microsoft aportó las herramientas y conocimientos digitales necesarios a las mujeres y formadoras para que luego puedan transmitirlos a sus comunidades.
Además, la compañía destinó más de USD 100.000 de su Programa Airband, que serán utilizados para afrontar los gastos que conlleva el proceso de conectividad domiciliaria.
El Gran Chaco Americano es el segundo bosque continuo más grande de Latinoamérica luego de la Amazonia, donde viven 9 millones de personas, en su mayoría, bajo condiciones de vulnerabilidad frente a los efectos adversos de la crisis climática.
“Las mujeres indígenas nunca estábamos enfrente de una computadora. Gracias a las capacitaciones logramos crear una página, conformamos una asociación de mujeres artesanas. Sólo está integrada por mujeres”.
Karen Herrera da testimonio del cambio que esto implicó en sus vidas. “Aprendí a hacer artesanía cuando tenía 9 años, con mi mamá y ella de mi abuela. Antes teníamos que esperar a un comprador que llegaba una vez al año. Era costoso. Ahora, una vez que lo publicamos en Internet, en una o dos horas ya me llegan los mensajes de los clientes”.
Producen con hojas de “carandillo”, un tipo de esterilla, y crean cestos, entre otros productos. Durante la pandemia creció la demanda de lo que ellas hacen, pero se dificultó aún más, el de por sí complicado proceso de venta.
A lo habitual se le sumaron las restricciones sanitarias, así que fue clave que las mujeres, organizadas a partir de sus asociaciones, comenzaran a incorporar nuevas herramientas digitales para mejorar y potenciar el sistema de ventas a través de internet.
“Como lo reconocen las Naciones Unidas, el acceso a la conectividad es hoy un derecho humano fundamental ya que habilita el ejercicio de otros derechos como el acceso a la información pública, a la educación, a la salud, entre otros. Si hay algo que nos enseñó la pandemia es que quienes acceden a internet cuentan con más herramientas para desarrollarse”.
“Desde hace más de cinco años venimos impulsando la iniciativa Airband con el objetivo de llevar la conectividad a distintas partes del mundo y que esa conectividad cumpla un propósito en la vida de las personas, por ejemplo, en sus actividades económicas, que potencien la productividad, mejoren la calidad de su producción y accedan a más mercados. En este sentido, creemos que el empoderamiento de las mujeres de las comunidades indígenas es fundamental para el desarrollo económico y social del Gran Chaco”.
“Democratizar la tecnología es la clave para que todos y todas puedan participar de los beneficios que trae la economía digital. A través de alianzas y programas, en conjunto con el sector público, privado y organizaciones sociales apuntamos a brindar las herramientas técnicas y socioemocionales necesarias para que las mujeres y disidencias puedan insertarse en el mundo de la tecnología a través de la incorporación de habilidades digitales y sumar estos conocimientos en el desarrollo productivo de sus comunidades de una manera sostenible”.
Es cierto que hubo organizaciones grandes a nivel internacional para realizar este exitoso proyecto, ya que las mujeres indígenas ahora venden sus productos a escala global.
Lo bueno es que se demostró que no importa de qué nivel cultural uno provenga, o del color de la piel, o si es alto o bajo. Toda la gente aprende si se mezcla un poco de humildad, otro de amor fraterno, mucho respeto por sus culturas, un poco de matemáticas, y enseñar a trabajar desde la virtualidad.
Porque no son una o dos mujeres, que podamos decir que aprendieron solo las inteligentes, son 1.600 mujeres y aprendieron todas. Si no se quiere invertir, o dar recursos o enseñar a trabajar a un determinado grupo de gente, que podrían estar, como ejemplo, en el Norte o en el Sur, lo que se estaría haciendo es discriminación pura y no otra cosa.
Los mutualistas y cooperativistas tenemos el sublime Valor de la “No discriminación” y no podríamos hacer algo así. Así que, por favor enseñemos y aportemos lo que podamos, y eso sí que será bueno para todos.
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Fuente: La Nación y elaboración propia