Por Miguel Olaviaga
Presidente del Grupo GESTA
Hay una frase que dice: ‘la razón nos asiste cuando además de la verdad, también nos asiste una conducta’. En ese criterio tenemos que actuar, sin reemplazar ni impugnar a nadie.
La inteligencia no es acopio de conocimiento, sino que el sujeto sepa encontrar los caminos adecuados para encontrar ese conocimiento, sin perder la sensibilidad que lo hace altruista.
No estamos preparando sujetos que sean eficientes, pero que vean menoscabada su capacidad amatoria en todos los términos.
La picardía criolla
El Dr. Miguel Rodríguez Villafañe me dijo que tiene un tratado de sociología, en el que relaciona el ser argentino con el juego del truco. Dice el Dr. Rodríguez Villafañe que los argentinos somos como los jugadores de truco: nos pagan por simular lo que no tenemos y disimular lo que tenemos; por mentir y donde queda manifestada una vocación machista: el macho finaliza la discusión.
Reivindicando el juego del truco, yo le dije que hay una pizca de confusión entre astucia y picardía. Nosotros no estamos en contra de la astucia, pero sí de la picardía del que se vale de métodos de simulación para lograr beneficios que no le corresponden. Pero sí queremos un sujeto listo, astuto.
La búsqueda de un hombre nuevo
La primera concepción es la búsqueda de un hombre nuevo. Cuando hacemos una consideración de tipo liberal, como nos han enseñado, decimos cómo debe ser el abogado, el contador, etc. Y el éxito de un contador estará ligado, por ejemplo, a lograr que sus clientes eviten el pago de impuestos (¡!)
Algunos vicios del neoliberalismo los tenemos internalizados: muchas veces competimos entre nuestras entidades; entre nuestros dirigentes o no somos democráticos.
Socialismo utópico
Hoy se ha abierto en el mundo una discusión acerca de la inteligencia social. En la historia se registran muchos propósitos voluntaristas, como el socialismo utópico en su momento, que estaba alejado de principios científicos, pero de pronto señaló la definición política de grupos revolucionarios en el mundo.
El socialismo utópico entendía que la verdadera revolución partía desde dentro del ser humano, que era una tarea de reconversión interior. Hay que trabajar con uno mismo, partir del microcosmos para llegar al macrocosmos. Cuando el ser humano logra verdadera satisfacción por lo que proyecta llega a la forma más sublime del amor, que es ser feliz tratando de hacer felices a los otros.
Ejercitar nuestra libertad
Tenemos que provocar un quiebre en nosotros mismos. No creo que las epopeyas sean consecuencia de que en un parlamento o en un escenario regulado nos den una Ley para ser libres.
Los mutualistas, los sindicalistas, los cooperativistas, los sectores populares nos tenemos que situar en las fronteras de la ley y cuestionarla, porque en realidad las mal llamadas leyes son disposiciones transitorias. Por ejemplo, hasta diez minutos antes de la ley de ocho horas de trabajo, reclamarla era ilegal. Diez minutos después, era al revés. La única Ley es la de la naturaleza, el resto se puede modificar tantas veces como sea necesario.
Tenemos que alentar a nuestros jóvenes para que encuentren satisfacción al ver lo que dejamos: el marco para que expresen sus ideas, que deben ser manifestadas con un concepto plural. Es una lucha por la democracia, en definitiva.
El éxito y el fracaso: dos impostores
Uno puede conocer la hora por un complejo mecanismo de relojería suizo, pero también existe quien conoce la hora por el sol y errarle por unos pocos minutos. Ese otro hombre, el que ha sufrido y vivido ese estado de marginación, está aquilatando experiencia desde su sometimiento.
Existe la filosofía del quintero. Cuando nosotros vemos bosta nos cuidamos de no pisarla, y de hacerlo, de no ensuciar pisos o alfombras. El quintero donde ve bosta ve energía, porque sabe que hay abono. En muchos casos tenemos que aplicar la filosofía del quintero y convertir la bosta en energía.
Rudyard Kipling, el poeta inglés, habla del éxito y del fracaso como dos grandes impostores. Como sector en la búsqueda del hombre nuevo debemos valorar adecuadamente las dos circunstancias, alejándonos de cualquier preconcepto que pudiera alejar a gente muy valiosa para la educación.
Colofón
La mutualidad tiene la mejor estructura para albergar la forma organizada de un mundo nuevo y asociativo, ya que contempla en forma preponderante el Valor de la Igualdad: la mutual tiene capital indiviso, por lo que somos uno más del todo, un desprendimiento, un viaje del yo al nosotros.