“Argentina cuenta con un enorme Capital Social que no puede ser desaprovechado: el movimiento cooperativo más diversificado del mundo.

Las cooperativas suministran electricidad en gran parte del territorio nacional, incluyendo capitales provinciales y parajes rurales que nadie atendería; fueron pioneras en telefonía rural y hoy garantizan accesibilidad de internet, cable por TV y telefonía celular donde nadie llega. Lideran el mercado asegurador y son la principal herramienta económica del productor agropecuario, con una amplia red de suministros rurales, instalaciones portuarias y marcas líderes en los principales mercados.

Construyen viviendas y barrios completos desde hace más de cien años, en todo el territorio nacional, y generan trabajo resiliente y digno a través de decenas de miles de empresas controladas por los propios trabajadores en todos los sectores económicos. Llegan con créditos a donde los bancos no llegan, y cuentan también con su propio banco. Administran cadenas de supermercados, son la principal experiencia de consumidores organizados para defender el presupuesto familiar y promover el consumo responsable.

Administran escuelas, radios, periódicos, canales de televisión, cuentan con la mayor experiencia de empresas de producción de software gestionadas por los propios programadores, brindan servicios de salud y organizan redes de suministros para las farmacias de barrio que garantizan compromiso con la salud de nuestras familias, proveen agua y reparan caminos rurales en todo el territorio. Gestionan centros de innovación tecnológica y brindan servicios a pymes de todo tipo, mostrando que la integración empresarial es posible para la defensa de la industria nacional.

Todo este capital social es economía en manos de las argentinas y los argentinos, construida desde las necesidades de cada familia, de cada localidad y de cada provincia.

Es un capital social que organiza la economía desde la democracia y así fortalece la democracia política. Que construye economía desde la cooperación, y así contribuye a la paz. Que hace de la equidad y la solidaridad una práctica empresaria, y así garantiza inclusión social. Que responde a las necesidades del territorio y así hace posible el federalismo.

A partir de estos valores y prácticas está demostrando ser capaz de asumir la nueva agenda social: el cuidado del ambiente, la equidad de género y la innovación del trabajo. Y desde allí ha acompañado históricamente las políticas nacionales de unidad latinoamericana, integración continental y con el mundo, y de control soberano sobre nuestro territorio y recursos naturales en el marco del respeto a las instituciones de la República.

Para multiplicar este capital se necesitan políticas públicas que acompañen. Algunas tenemos y hay que profundizarlas. Otras siguen pendientes a 50 años de la Ley de Cooperativas y luego de 40 años de democracia.”